Un año mas, nuestra amiga Juani campos a labrado la palma para la borriquilla.
domingo, 29 de marzo de 2015
domingo, 22 de marzo de 2015
Escrito de la Vicepresidenta
Un Dios que jamás nos abandona.
Un año más tengo la oportunidad de
poder dirigir unas palabras a mi pueblo, y digo oportunidad porque por motivos
de salud quien me iba a decir que podría escribir aquí y compartir este espacio
cuando hace unos meses mi vida dio un vuelco y aún hoy en día los médicos me
siguen diciendo que no se explican cómo sigo viva, pues bien, para mí la
respuesta a esa pregunta es fácil: la fe.
Cuando todo está perdido nos aferramos
a nuestras creencias y algunos no lo creerán pero hay cosas que no se pueden
explicar, suceden, y es en ese punto donde te das cuenta de que hay algo más,
algo que se escapa a la ciencia, es entonces cuando ves que tantos años
dedicada a ayudar de una forma u otra, perteneciendo o no a una hermandad, en
Semana Santa o en otra fecha da su fruto. Yo por suerte o por desgracia he
podido comprobar que de todo se sale, que aunque a veces nos den ganas de tirar
la toalla hay que seguir luchando, porque cuando menos lo esperas un
acontecimiento lo cambia todo y ves que todo tiene su recompensa.
Este año, muy a mi pesar no sé si podré realizar la estación de penitencia,
pero en caso de no ser así a causa de mi delicada salud, sé que ellos me
guardan un sitio en su corazón para cuando pueda hacerlo y que hay muchísima
gente que sí que concederá un poquito de su tiempo para hacer posible que esta
semana siga siendo la más hermosa y la más grande para los cristianos. Quisiera
aprovechar también esta oportunidad para decir que la fe no es solo una semana
al año y darlo todo en ella, sino que hay más actos y diversas formas de
demostrar lo que sientes y a mi parecer es el día a día, ayudarnos, apoyarnos y
vivir esto con el sentimiento que se merece y no con el de resplandecer unos
por encima de otros.
Quiero terminar agradeciendo el trabajo, el esfuerzo y la entrega a lo largo de todo un año de
la junta directiva, haciendo posible que llegadas estas fechas todo sea
especial e inolvidable sin dejar atrás a los costaleros y costaleras que
hacen que nuestro corazón se encoja al ver salir los pasos, a esos capataces
que son sus ojos y sus guías, a las bandas que nos ponen el vello de punta con
sus marchas y a esos nazarenos y mantilleras que a veces parece que su labor es
menos importante, pero ¿qué sería de una procesión sin su presencia?. Y como
no, dando gracias a mi pareja, familia, amigos y a toda la gente que ha estado
ahí en esos momentos tan difíciles para
mí.
Y para finalizar dejo una frase que
me ha hecho reflexionar en los últimos meses.
Muchos lo siguieron, y él los sanó a todos (Mt 12, 15).
Macarena Sánchez Merino.
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